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Córdoba Expone - Octubre/Noviembre de 2015
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ABC de Córdoba 24/03/2010





                             ABC Cultural de Madrid del día 10/10/2009

Artedegaleria, 15/07/2013 (Cecilia Della Mora)

 

(http://www.artedealeria.com/noticias/cronicas/item/854-el-grupo-minimo.html)

 

La galería de arte Haurie en Sevilla expone la obra reciente de Valle Rivilla (Córdoba, 1970). La creadora lleva a la capital hispalense una selección de su obra donde deja ver su particular concepción de los espacios y las personas que lo habitan. La muestra se podrá visitar hasta el 20 de julio.

 

Nuestra primera socialización nos permite entrar en ese mundo que va a ser nuestro: el entorno que nos rodea. La' familia es el primer grupo social, la originaria estructura que concebimos como propia y que forma nuestro carácter y nos constituye como personas. Después están todas las demás instituciones en las cuales iremos adquiriendo distintos valores que nos constituirán como individuos. La obra de Valle Rivilla introduce, a través de sus cuadros, en la observación de cada estructura y los mecanismos de control social.

 

El ser humano en grupo, en sociedad, así  lo  concibe en sus obras la pintora cordobesa y así lo hace saber con cada nuevo planteamiento sobre el soporte. Hay en sus cuadros la representación de aquellos momentos para recordar en familia, pero también esos en los cuales nos mimetizamos con el resto de mortales y somos en la masa. La masa y su contraindicado poder, según el agente social que la mueva, vuelve a ser una de las rutinas en la elaboración artística de la autora.

 

Obras como Quién es el último o Lección de geometría: el círculo colocan la mirada hacia el tan sonado espíritu colectivo. El baño de multitudes en sus representaciones es colorista y está lleno de detalles. Cada individuo tiene su pequeña dosis de individualidad pese a ser parte de la homogeneización pictórica que consigue su artífice.

Dos van, uno viene crea la incógnita de no saber cuál de ellos realiza el movimiento contrario, nos desubica ante el verde intenso y al surgir esa sustancial confusión se advierte la intencionalidad en el proceso creativo, en el cual involucra al espectador.

 

Al pasearse por las piezas expuestas se percibe una captación de la realidad llena de simbología, en donde se han omitido detalles en los rostros y la nota de color de los vestidos atrae toda la atención, Por qué estos personajes no visten todos del mismo color, por qué elige los azules y verdes. Quizá el colorido alegre que otorgan estos matices, tan relacionados con las realizaciones más naif, sean los indicados para dar forma a ropas amplias con las cuales totaliza a los personajes intervinientes. La pintora sugiere un discurso que pasa por la observación del hombre en grupo, con las controladas doctrinas de lo normalizado. Así cuestiona qué somos y hacia dónde vamos, y cómo se observa desde fuera.

 

Valle Rivilla, decide estudiar Bellas Artes en Sevilla tras recibir clases del pintor y académico Desiderio Delgado. Ha realizado exposiciones en varias salas españolas, desde que en 2003 presentara algunos de sus trabajos en una colectiva. Sus pinturas llenas de color y vitalidad han tenido mucho éxito allí donde se expongan, por lo que ha cosechado diversos premios.

Infoenpunto, 14/06/2013

 

(http://infoenpunto.com/not/9880/el-alrededor-de-valle-rivilla-en-la-galeria-haurie/)

 

El alrededor de Valle Rivilla en la Galería Hauríe. En la pintura de Valle Rivilla se narran historias en las que sus personajes marcan los ritmos de cada vivencia, sumando alientos en una atmósfera colorista donde el eco de múltiples rumores cantan a la vida. Se trata de un conjunto de obras realizadas con técnica mixta, que la joven artista cordobesa muestra en la galería Hauríe, con un alrededor animado en el que cada observador al ver las imágenes, imagina a tenor de cada circunstancia.

Valle Rivilla es una creadora formada en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla que ha ampliado horizontes en el University Collage y la Slade School of Art de Londres, mientras ha ido trazando una obra que, basada en el conocimiento del dibujo y la experimentación de procedimientos pictóricos, pone los acentos en la narración. De ahí que ya en 2003 ganase el Primer Premio del Concurso de Carteles Feria de Santaella, de Córdoba, y en años posteriores otros primeros premios en certámenes de Loja (Granada), Arcos de la Frontera (Cádiz) y el Gustavo Bacarisa de Sevilla.

Y en ese compás, ha trazado un itinerario de presencias en colectivas abiertas en diversos espacios andaluces, en La Granja de San Ildefonso (Segovia), en Treviso (Italia) y también en Londres; además de tres individuales, a las que ahora suma esta exposición abierta en la galería Hauríe, de Sevilla, calle Guzmán el Bueno 9, hasta el 20 de julio de 2013. 

 


Art Cove, 23/06/2011

 

(http://artcove.co.uk/blog/congratulations-on-your-wedding-day-cards.html)

 

This Oil on Board painting was shown last year at the Royal Academy of Arts 242nd Summer Exhibition.  We don’t know much about this Spanish artist  except her work tends to feature anonymous groups of people like this. She has a similar painting we would love to see as a card.



WebdelaGranja, 19/11/2011

 

(http://www.webdelagranja.com/cultura/detalle_cultura.php?id_=26)

 

“…A ras de suelo están, finalmente, el laberinto como de andamios de Valle Rivilla…”



Experiencias Musicales y otras, 05/03/2010 (Antonio Torralba Martínez)

 

(http://experienciasmusicalesyotras.blogspot.com.es/2010/03/valle-rivilla.html)

 

Los cuadros de Valle Rivilla, como los de Brueghel, me gustan en proporción directa al número de personas que aparecen en ellos. Más cuanta más gente. La pintora (que ahora expone en la Galería Carmen del Campo) desarma el futbolín y lo recompone con gracia una y otra vez para mostrarnos las cuatro patas de la felicidad social: la libertad, la prosperidad, la justicia y la paz.



Carbul Arte, 02/03/2010 (José Manuel Lara)

 

(http://carbularte.blogspot.com.es/2010/03/casa-de-munecos-de-valle-rivilla-la.html)

 

La vida de centenares de personajes pintados sobre la superficie plana de un cuadro sirve para ilustrar pequeñas escenas de la vida cotidiana. Personajes anónimos, que necesitan de los demás para expresar sentimientos colectivos; personajes sin rostro, que viven, se mueven y conforman grupos de hombres y mujeres necesitados de la compañía que se prestan.

 

Esta muestra revela la obra de una artista, Valle Rivilla, que ha sabido plasmar en sus creaciones un espíritu nuevo: originalidad en imágenes, imágenes con sentimientos de calma, serenidad, emociones contenidas, manifestaciones, concentraciones humanas en interminables y alargadas colas sin fines concretos, o con ellos para deleite común. Todos entretejen una historia sin calado, expresan un relato humano de corto alcance, tal como reflejaba Unamuno en sus escritos; contienen en sí estas obras de arte la intrahistoria de unos personajes que se mueven sin pesar, sin el dramatismo de la vida misma, por unos escenarios también anónimos, interminables e infinitos. Quizá emanen de ellos cierta dulzura, emoción contenida, alegría, pero manifiestan una vida silenciosa y permanente, la substancia del progreso. Tenemos ante nosotros el sentir último de una artista que continua sorprendiendo a sus allegados y amigos.

 

Esperemos todavía deleitarnos con lo mejor de su sentimiento más íntimo y latente en nuevas obras que vean la luz e iluminen nuestro panorama cultural...



Infoenpunto, 06/03/2010

 

(http://infoenpunto.com/not/1287/)

 

Un total de 26 pinturas y varias esculturas conforman la exposición "Casa de muñecos", de la artista cordobesa Valle Rivilla en la Galería Carmen del Campo, título elegido para presentar un universo donde muñecos anónimos se comunican y forman parte de una espacio habitado en el que el espectador puede sentirse inmerso. Personajes que entran y salen de los cuadros, reposan sentados o forman largas colas, observan y también bailan: son como réplicas de nuestras propias actitudes y circunstancias. Un argumento de vivencias que nutren unas descripciones amables con el colorido necesario para procurar calor humano.

 

Valle Rivilla (1970), se inició en el taller del pintor Desiderio Delgado y siguió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla. Y desde 2003 ha participado en colectivas y obtenido premios en diversos certámenes, alternando su labor pictórica con la realización de ilustraciones y la participación en diversos cursos. En 2008 protagonizó la exposición "Paisajes humanos" en la Sala Cajasur, en Córdoba; y el año pasado expuso "Gente y color" en la Galería ArteSonado, de La Granja de San Ildefonso, Segovia. La exposición abierta en la Galería Carmen del Campo se clausurará el 31 de marzo.



Andalocio, 3/07/2010

 

(http://www.andalocio.es/cont/23774)

 

Casa de muñecos es el título que la autora ha elegido para presentarnos su universo pictórico. Título que recuerda a la obra de Henrik Ibsen  pero sin la carga dramática pues, la pintura de Valle Rivilla, tal y como ella misma la define, pretende ser y ejercer como calmante cerebral. Sus muñecos anónimos, pero comunicativos y con aparente decisión, adquieren un carácter global, casi universal, en el que cualquiera puede sentirse identificado. Aparecen entrando y saliendo de los cuadros, reposando sentados o en largas colas, observando o bailando. Pero ellos sólo son el medio para conseguir el fin deseado. Otorgar un sentido a la obra, armonizar los planos de color y crear un ritmo que dirija todo y así, hacer de la obra un mundo amable y colorido en el que uno desee dejar reposar la vista.



El Adelantado de Segovia 09/10/2009 (Rodrigo González Martín)

 

(http://www.eladelantado.com/noticia/local/88818/maider_lopez_valle_rivilla_-_gente_y_color)

 

La fotógrafa Maider López y la pintora Valle Rivilla aceptan la invitación de la Galería Artesonado de exponer a la par su obra. Distintos medios y soportes, lenguajes y técnicas, pero una temática común les une en la distancia. Gente y color son los descriptores que de forma primaria acotan el intento, incluso nos dan las pistas del juego.

Y será en ese contexto lúdico donde encontramos un cierto sentido a las propuestas de Maider López y de Valle Rivilla. Ambas iniciativas temáticas nos disponen ante el caos necesario de todo juego, generando experimentos sociales tan inocentes como comprometidos.

Ya no hablamos de masas, concepto sociológico obsoleto a base de usarlo en todas direcciones. Incluso el marcado anonimato de los individuos que se suman a las inexplicables colas en la pintura de Valle Rivilla o que ocupan indiferentes los experimentos artísticos de Maider López sea en al playa o en las calles de una ciudad cualquiera, no nos inquietan. La pérdida de subjetividad de las gentes, ya no nos resulta agobiante ni dramática. Las fotografías de Maider López y las pinturas de Valle Rivilla descomponen con sutileza y distancia la potente dialéctica del yo y del tú que en otros tiempos tanto nos atrajera en Hölderlin o en Marx, por ejemplo. La síntesis del nosotros que emergía de forma justificadora e identitaria ahora se licua entre colores y proyectos inocentes. Los experimentos de identidad individual del proyecto Crossing (2007) de Maider López, buscando individuos que al pasar delante de un edificio o tienda lograsen mimetizarse en un color sin saberlo, es toda una poética cotidiana.

Una cierta lógica difusa y gaseosa lo inunda todo, no se pretende explicar nada. El Proyecto Sillas (2007) de Maider López viene a representar cómo el espacio de cada entorno urbano se define por los usos y necesidades cambiantes de cada momento más allá del urbanismo formal o las ordenanzas prohibicionistas.

De forma ingenua la pintura de Valle Rivilla nos provoca igualmente una retahíla de interrogantes blandas ¿Por qué hacen colas? ¿Qué significado revela la dirección de las mismas? ¿Acaso muestra alguna rebeldía el individuo que se aísla de la cola en algunas de sus obras? ¿Qué valor identitario tiene ese afán gregario de los individuos que se muestran amorfos en las abigarradas composiciones de las pinturas de Valle Rivilla?

¿Podemos ser alguien nadie junto a otros nadie algunos? Posamos con desgana. Los ritos sin mitos nos igualan y nos anulan.

Hay una cierta actitud irónica ante la condición humana en las obras de la exposición de la Galería Artesonado. Los sujetos se convierten en series anónimas. Menos mal que las formas libres, casi volátiles, y los colores sugerentes y generosos dan un cierto tono amable a la fauna humana que nos muestran Valle Rivilla y Maider López.

Somos aglomeraciones mutantes casi siempre de forma caprichosa, ni tan siquiera la maldad nos presiona, más bien la ausencia de sentido. Se trata de indagar si estamos en la cola correcta aunque sin razón alguna, mera sucesión de alineaciones sin sentido. Necesitamos estar juntos, pero los fines se han evaporados. Feliz debería estar M. Foucault ante las pinturas de Valle Rivilla. La manifiesta exposición de que el sujeto protagonista de su reto vital ha muerto. Pero nos salva el color y el relax de la pintura. Recuperamos a Matisse, una vez más.

En el fondo la escena nos da valor, y como en el teatro clásico el vestuario hace que nos reconozcamos. Ocupamos espacios neutros, escaleras o playas, y nos justificamos. El paisaje natural se convierte en decorado de nuestra espera. Estando juntos emerge una poética de ausencias. Las "sociedades movedizas" (Manuel Dealgado) en las que sobrevivimos nos impulsan a que ocupemos los mismos espacios y así protegernos con una mirada a veces controladora, a veces compasiva.

En esta Babel de usos dispersos de todos los lenguajes y ritualidades nos resulta reconfortante vivir como adosados (Jordi Saborit). A veces nos protege del miedo, especialmente del miedo al otro, y otras nos viste con una toalla roja para encontrar un color común que nos sirva para reconocernos, como en la serie Desde la Playa (2005) de Maider López..

Al decir de Fernando Beltrán, la fotografía de Maider López y las pinturas de Valle Rivilla representan esa "cuarta persona del singular que somos todos, apilados, reunidos, adosados, amados u odiados, juntos al fin y al cabo. Imperfectos, contradictorios, insospechados siempre".

 

 

Diario Córdoba 03/04/2008 (J. García Higueras)

 

(http://www.diariocordoba.com/noticias/cultura/valle-rivilla-ensena-sus-paisajes-humanos-en-reyes-catolicos_394606.html)

 

Paisajes humanos nace de la necesidad de esta creadora de "transmitir un efecto agradable" mediante una serie de combinaciones de planos de color.

 

Así, ante el espectador se suceden juegos de colores fríos y cálidos en los que predominan los azules, con los que Valle Rivilla ha pretendido "divertir y divertirse". Ha plasmado playas, escalinatas, colas de personas esperando (porque en estas largas filas humanas encuentra mucho colorido) y en otros se sirve de un fondo gris.


Aunque muchos consideran que en su obra habita el estilo impresionista y también el naif, ella no cree que sea "ni una cosa ni otra". Esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 12 de abril, es la primera individual de Valle Rivilla.

 

 

Carbul Arte, 01/04/2008 (Carlos Miraz)

 

(http://carbularte.blogspot.com.es/2008/04/valle-revilla-paisajes-humanos.html)

 

«La verdad es que no recuerdo muy bien a quién se debe la frase. Podría ser de Woody Allen o de Groucho Marx o de muchos otros. En cualquier caso su autor ponía en ella de manifiesto que del Cielo solo le interesaban dos cosas: a qué horas estaba abierto y si habría sitio para aparcar. Lo cual demuestra que, graeco modo, de la observación celeste siguen infiriéndose insospechados retos intelectuales para la mente humana sin necesidad de costosos complejos de observación astronómica o de gigantescas antenas parabólicas. Por decirlo de otra manera: uno se puede sentar en cualquier banco del parque, levantar la vista y sentir que se le llena de inmensidad la mirada para, muy probablemente, constatar poco después que tan placentera plenitud también le sucede cuando la dirige a los ojos de la chica que tiene al lado. Una pregunta angustiosa entonces: ¿Habrá que guardar cola para acceder a alguna de esas dos inmensidades? Es más: ¿Podrá expresarse esa cola a través de la notación de Kendall? E incluso: ¿Seremos los seres humanos fragmentos de una inmensa cola a la que nos incorporamos cuando nacemos para llegar a no se sabe qué sitio cuando desaparecemos? ¿y si ese sitio es el comienzo de una nueva cola?

 

Pero también podemos mirar al cielo una tarde de otoño. Y relajarnos durante horas viendo evolucionar a las bandadas de grajos fintando y componiendo impensables caleidoscopios al imperio de una misteriosa orden colectiva. O, como en el caso de Valle Rivilla, subir una mañana a la Torre Eiffel, mirar hacia abajo y descubrir bandadas de seres humanos, agrupándose y desplegándose, hasta abrir ante sus ojos un insospechado camino hacia Damasco.

 

Hasta entonces Valle compartía con Matisse -además de unos estudios de Derecho nunca aplicados y una tardía, por insospechada, vocación pictórica- la aspiración por conseguir que en sus cuadros, "el individuo cansado, agobiado, quebrado, encontrara paz y quietud". Nadie podía suponer entonces que, años después, con el cromatismo antinatural del fauvismo y otros hallazgos, el genial autor de "La alegria de vivir" iba a despertar todo un mundo de inquietudes.

 

A esas inquietudes me temo ha despertado también Valle Rivilla. A una peculiar intuición pictórica de la teoría de conjuntos, en la que de alguna manera el anonimato de los elementos humanos que los constituyen, muñecos sin rostro, subraya su papel celular dentro de una arquitectura que no les es posible desarrollar individualmente. Habermas nos dice que la sociedad es un conglomerado de sistemas complejos, en la que el individuo accede a distintos ámbitos donde se realiza la acción comunicativa y donde el actor desaparece, transformado en procesos, sin perder por ello su carácter de creador inteligente. Y mutatis mutandi es una reflexión muy aplicable al mundo en el que se adentra Valle.

 

A través de ella nos resultará enormemente enriquecedor adentrarnos en el espíritu de un graderío, en las formulaciones estéticas propiciadas por la famosa serpiente multicolor que nos ofrecen los ciclistas con sus giros, agrupamientos, abanicos y relevos, en la dinámica de los grupos que se pueden formar en cualquier plaza pública, en las colas, los equipos, las fiestas colectivas... Poblados sin duda por seres anónimos -incluso en algunos momentos, si entornamos los ojos y dejamos que primen los colores, podríamos transformarlos en arriates de flores- pero seres que, aún difuminados dentro del conjunto, no parecen haber perdido su capacidad comunicativa, ni con los demás, ni con el entorno. Y Valle Rivilla, si no da vida a los rostros de sus figuras, sí les da alma y potencialidad con sus colores.


Lo inquietante de estos cuadros es que discurren muy próximos a la terrible belleza de los universos cantorianos, donde los infinitos pueden tener distinto tamaño, los conjuntos estar vacíos y el razonamiento quedar atrapado en paradojas insolubles. Afortunadamente nada de eso sucede. La frontera sólo se bordea y el discurso que se nos propone todavía responde al espíritu tranquilo de una pintora que, no obstante, ha empezado a sentirse atraída por uno de los más inquietantes conjuntos que puedan plasmarse sobre cualquier superficie en blanco. Esos tres puntos suspensivos (en cola) que ponemos detrás de algunas palabras como, por ejemplo, ¿y si ...?


 

De aquí que cuando uno abandona la sala sienta la sensación de que pueda existir un último cuadro, no pintado, o prudentemente aplazado, sin figura alguna. O de que, por muy rápido que gire la cabeza, nunca va a confirmar si en esa amalgama de rostros anónimos ha comenzado a latir la mirada de un maldito replicante. O se pregunte si ese grajo que permanece posado sobre la cornisa de la casa de enfrente no está de alguna manera solazándose con el ir y venir de las bandadas de seres humanos que discurren bajo su mirada.»

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